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Tratamiento de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal: Aminosalicilatos, inmunomoduladores y biológicos

Un médico hispano de mediana edad, con bata blanca, discute opciones de tratamiento para la enfermedad inflamatoria intestinal con una paciente hispana de unos 30 años. En la pantalla de su portátil se muestra un diagrama del sistema digestivo. Sobre el escritorio hay folletos médicos sobre aminosalicilatos, inmunomoduladores y biológicos. La escena refleja un ambiente profesional y educativo.

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que incluye la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, representa un desafío significativo en la práctica clínica debido a su naturaleza crónica y compleja. El tratamiento de la EII ha evolucionado considerablemente en las últimas décadas, con un enfoque en la remisión clínica y endoscópica, así como en la mejora de la calidad de vida de los pacientes. Este artículo revisa los tratamientos actuales, centrándose en los aminosalicilatos, inmunomoduladores y biológicos, y discute las estrategias emergentes en el manejo de esta enfermedad.

Profundizando en el Tratamiento de la EII

Los aminosalicilatos, como la mesalazina, han sido la piedra angular en el tratamiento de la colitis ulcerosa leve a moderada durante más de 30 años. Estos agentes son efectivos para inducir y mantener la remisión, y su perfil de seguridad favorable los hace una opción atractiva para el tratamiento a largo plazo [1]. Sin embargo, su eficacia en la enfermedad de Crohn es limitada, lo que requiere el uso de otras terapias.

En casos de EII más severa, los inmunomoduladores como la azatioprina y el metotrexato se utilizan para mantener la remisión y reducir la dependencia de los corticoides. Estos agentes actúan modulando la respuesta inmune, pero su inicio de acción es lento y pueden estar asociados con efectos secundarios significativos [2].

Los biológicos, como los anti-TNF (por ejemplo, infliximab y adalimumab), han revolucionado el tratamiento de la EII al ofrecer una opción para pacientes que no responden a terapias convencionales. Estos agentes han demostrado ser efectivos en la inducción y mantenimiento de la remisión, así como en la reducción de la necesidad de cirugía [3]. Además, nuevos biológicos que actúan sobre diferentes vías inflamatorias, como los inhibidores de integrinas y de interleucinas, están ampliando las opciones terapéuticas [4].

Conclusiones

El manejo de la EII continúa evolucionando con el desarrollo de nuevas terapias que ofrecen esperanza para una mejor calidad de vida en los pacientes. La elección del tratamiento debe ser individualizada, considerando la severidad de la enfermedad, la respuesta previa a tratamientos y las comorbilidades del paciente. La combinación de terapias convencionales y emergentes, junto con enfoques como la nutrición enteral, puede ofrecer un enfoque más integral para el manejo de esta compleja enfermedad [5].

Referencias


Creado 6/1/2025