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Cómo Reconocer la Fragilidad en Adultos Mayores: Valoración Funcional Temprana

Una mujer hispana mayor, de aproximadamente 75 años, está sentada en un sillón, conversando con un médico hispano de mediana edad que lleva una bata blanca y un estetoscopio. El médico está arrodillado a su lado, tomando notas en un portapapeles. La escena resalta la importancia de la evaluación funcional temprana para identificar la fragilidad en adultos mayores.

La fragilidad geriátrica es un síndrome clínico que se caracteriza por una disminución en la reserva fisiológica y la resistencia a los estresores, lo que aumenta la vulnerabilidad a eventos adversos de salud. Reconocer y abordar la fragilidad en los adultos mayores es crucial para prevenir la pérdida de autonomía y mejorar la calidad de vida. La evaluación funcional temprana es una herramienta esencial para identificar a aquellos en riesgo y planificar intervenciones adecuadas.

Profundizando en la Fragilidad y su Evaluación

La fragilidad en los adultos mayores puede manifestarse de diversas formas, incluyendo la fragilidad física y cognitiva, que a menudo coexisten y comparten factores de riesgo comunes como la hipertensión, la diabetes y el sedentarismo. La identificación temprana de la fragilidad es fundamental, ya que permite implementar intervenciones que pueden mejorar la función física y la calidad de vida, como se ha demostrado en estudios sobre rehabilitación multidimensional.

La nutrición juega un papel crucial en la prevención y manejo de la fragilidad. La malnutrición, tanto por déficit como por exceso, está estrechamente relacionada con el desarrollo de la fragilidad y la sarcopenia. Intervenciones nutricionales adecuadas pueden reducir la incidencia de estas condiciones y mejorar la función muscular.

Además, la evaluación funcional debe incluir herramientas que permitan identificar la fragilidad en pacientes con enfermedades crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las enfermedades cardiovasculares. Estas evaluaciones pueden guiar la elección de intervenciones y mejorar su efectividad.

Conclusiones

La detección temprana de la fragilidad geriátrica mediante una evaluación funcional integral es esencial para prevenir la pérdida de autonomía en los adultos mayores. Las intervenciones multidimensionales, que incluyen la rehabilitación física, la mejora de la nutrición y el manejo de comorbilidades, son fundamentales para mejorar la calidad de vida de esta población. La implementación de estrategias de cuidado del adulto mayor debe ser una prioridad en la práctica clínica para abordar de manera efectiva los desafíos asociados con el envejecimiento.

Referencias


Creado 13/1/2025