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Diagnóstico del Síndrome del Intestino Irritable (SII): Criterios de Roma y exclusión de orgánico

Consulta médica entre un doctor hispano de mediana edad y una paciente hispana, centrada en el diagnóstico del Síndrome del Intestino Irritable. El doctor, con bata blanca y estetoscopio, explica los criterios de Roma IV mientras la paciente sostiene un folleto sobre SII. En la pantalla de la computadora se muestra un diagrama del sistema digestivo, destacando los intestinos. El entorno es una oficina médica bien organizada, con gráficos anatómicos y libros médicos visibles.

El diagnóstico de SII es un desafío clínico frecuente en la práctica médica, dado que el dolor abdominal crónico y los cambios en los hábitos intestinales son síntomas comunes a diversas patologías. El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es un trastorno funcional del intestino que se caracteriza por la presencia de dolor abdominal recurrente asociado a alteraciones en la forma o frecuencia de las deposiciones. La identificación precisa de esta condición es crucial para evitar tratamientos innecesarios y mejorar la calidad de vida del paciente.

Los criterios de Roma IV son la herramienta diagnóstica más utilizada para el SII. Estos criterios se centran en la identificación de síntomas específicos, como el dolor abdominal que mejora con la defecación y los cambios en la frecuencia o consistencia de las heces. Sin embargo, es esencial realizar una colonoscopia de exclusión para descartar enfermedades orgánicas que puedan presentar síntomas similares, como la enfermedad inflamatoria intestinal, la enfermedad celíaca o el cáncer colorrectal. La exclusión de estas condiciones es fundamental para confirmar un diagnóstico de SII basado en los síntomas [1](https://doi.org/10.1016/S2468-1253(20)30212-0).

El enfoque diagnóstico del SII ha evolucionado significativamente. Aunque tradicionalmente se consideraba un diagnóstico de exclusión, la evidencia actual sugiere que un diagnóstico positivo basado en los criterios de Roma IV es más eficiente y menos costoso. La evaluación clínica debe incluir una historia detallada y un examen físico, junto con pruebas específicas para descartar enfermedades orgánicas cuando se presentan síntomas de alarma, como pérdida de peso inexplicada, sangrado gastrointestinal o anemia [2](https://doi.org/10.1111/apt.16597). Además, se recomienda realizar pruebas serológicas para la enfermedad celíaca en todos los pacientes, independientemente de la forma predominante de las heces [3](https://doi.org/10.1016/j.gtc.2021.03.004).

En conclusión, el diagnóstico del SII debe basarse en un enfoque positivo utilizando los criterios de Roma IV, complementado con pruebas para excluir enfermedades orgánicas cuando sea necesario. Este enfoque no solo mejora la precisión diagnóstica, sino que también reduce la carga económica y emocional para los pacientes. La identificación temprana y precisa del SII permite una mejor gestión de los síntomas y una mejora en la calidad de vida del paciente [4](https://doi.org/10.1038/ajg.2010.56).

Referencias


Creado 2/1/2025